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    El Principe Maldito

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    Mensaje por dermat Jue Mar 26, 2015 9:33 pm

    Prólogo.
    El año 1043 será una fecha recordada por todos las gentes de Calradia. Ese año, más concretamente el 13 de septiembre de 1043 se completó la reunificación de Calradia bajo el estandarte de un calrádico que, sin sangre noble por sus venas, supo ganarse la confianza de las gentes de Calradia y derrotar a todos los reyezuelos que sumían el pais en constantes guerras sin sentido.

    No le tomó al joven, de nombre Kine, más que 3 años conquistar toda Calradia bajo su bandera, y en agradecimiento a los señores de Kelderan  , que tan pronto le apoyaron en su empresa, se desposó con su hija, Zaldana.

    Calradia entró en una época de paz y prosperidad que, sin embargo, no duraría mucho. Dos años despues de la reunificación, un tenebroso enemigo, llegado de más allá de las montañas les declaró la guerra.

    Era un enemigo más poderoso que cualquier otro, un enemigo olvidado en las tinieblas de los cuentos para niños y los cantares de juglaría: los Haredrim. Clamaban venganza por la derrota que les inflingió el Imperio de Calradia hace mas de 1000 años y se vengaron, fue una venganza sangrienta.

    Los ejércitos de Calradia fueron completamente derrotados en campo abierto, Kine veía como su amado pais y sus buenas gentes eran pasto de las llamas y la espada. Las ciudades y castillos caían uno tras otro. En poco más de 6 meses solo la capital Praven, se mantenía en pie. Sin embargo, no durarían mucho más.

    El ejército Haredrim encabezado por su Rey Tindar puso cerco a la ciudad, durante tres semanas la guarnición y la población resistieron continuos ataques. Sin embargo, la comida escaseaba y cada vez costaba más rechazar al invasor.
    Una noche, no pudieron aguantar. Los soldados perdieron las murallas y lucharon calle por calle. Las gentes de la ciudad se unieron a la lucha, desesperados pues sabían que no habría clemencia.

    En la fortaleza de la ciudad, por encima de los gritos, lamentos y sonidos de las espadas chocando un llanto se elevó. Zaldana yacía en la cama, sosteniendo a su recien nacido con ambas manos. La visión de la cara de su hijo hizo que se le olvidaran todos los males.

    Mientras tanto en la sala de guerra, un soldado se acercó a Kine.

    -¡Mi Rey! -gritaba el joven soldado- ¡Mi Rey!

    -¿Que sucede, soldado? -Preguntó Kine rodeado de sus compañeros, sus más fieles soldados y amigos.

    -¡La Reina ha dado a luz! -Gritó el joven soldado- Es un varon, mi señor.

    Pese a la situación en la que estaban la alegría embargó a los presentes y todos felicitaron al padre primerizo.

    -Id a verle, Kine -Dijo Zorian. Su más antiguo Compañero -Es vuestro primogénito debeís conocerle. Nosotros resistiremos aquí todo el tiempo necesario.

    Kine miró a los presentes quienes asintieron. Salió de la habitación y corrió hacia sus habitaciones donde sabía que estaba su mujer. Al llegar la besó en los labios para despues concentrarse en su hijo, su primogénito.

    Le cogió en brazos y le acunó. El niño, que hasta entonces había llorado, pareció tranquilizarse. Algo dentro de la criatura le decía que ese hombre jamás le haría daño, pese a estar embutido en un traje bastante tenebroso.

    -Llamad Xander, Zorian y Carter. Que vengan enseguida -Dijo Kine, refiriendose a sus más allegados. El joven soldado que le dió la noticia del nacimiento salió corriendo en busca de los tres hombres -Tú, ve al Salón del Trono y coje el libro y el cetro -Otro soldado salió corriendo a por lo mandado.

    Minutos más tarde entraban en la habitación. Ninguno dijo nada, esperaron a que Kine hablase. Segundos despues entro el soldado con lo que su Rey le había pedido.

    -Xander, toma el Cetro del Rey y huye con él. Protegelo con tu vida.

    -Así lo hare, señor -Contestó Xander.

    Kine le entregó el Cetro.

    -Carter, tú serás el custodio del Libro de Calradia. Corré y ocultaló de todo mal.

    -Como quieras, señor -Contesto Carter.

    Kine le entregó el Libro. Despues miró a su mujer, quien lo entendió y lloró desconsolada. Con sumo cuidado, le entregó a su hijo, a su primogenito a Zorian.

    -Zorian, mi más viejo amigo. Te entrego mi bien más preciado, cuida de mi hijo. Protegelo y haz que crezca como un hombre de bien y un justo gobernante. Cuando crezca, guíale a recuperar lo que por derecho le pertenece, su trono.

    Zorian iba ha hablar, pero Zaldana se le adelantó.

    -Zorian, jurame que le criaras como si fuese tu hijo, que le educarás en cultura y ciencia, que le alejarás de malas tentaciones. Mi marido y yo te confiamos a nuestro hijo, cuidalo bien.

    -Asi lo haré, mis reyes.

    No había más tiempo, los gritos de los soldados indicaban que el enemigo había penetrado en la fortaleza. Los Compañeros les conseguirían algo de tiempo a cambio de sus vidas, no debían desaprovecharlo. Kine se acercó a la pared y tiró de un candelabro, un pasadizo se abrió y los tres hombres se adentraron por el oscuro camino. El niño, debió entender que no volvería a ver a sus padres porque empezó a llorar a todo pulmón.

    La puerta oculta se cerró tras los hombres, quienes ahora, lejos de la mirada de su Rey, despejaban sus sentimientos en un profundo llanto. Kine miró a su esposa, quien dijo lo temible.

    -Matame, Kine. No quiero vivir como una esclava sabiendo que tu has muerto luchando.

    Kine la miró con ternura y desenvainó una pequeña daga, se inclino sobre su mujer y la deposito un suave beso en los labios antes de rajarla el cuello. En pocos segundos, la Reina moría. Kine se aguantó las lagrimas y desenvaino su espada, salió de la habitación y se dirigió a paso calmado hasta donde estaban sus Compañeros.

    Cuando llegó solo quedaban cuatro en pie. Rodeados de un gran número de enemigos muertos, se acercaron a él, serios y decididos. Le Rodearon y se decidieron a morir como habían vivido, como compañeros.

    En pocos minutos una segunda oleada entro en la Sala, los cinco hombres lucharon con valor y fiereza pero uno a uno cayeron ante las espadas y lanzas. Por orden de Tindar la cabeza del difunto Rey Kine fue clavada en una pica y colocada en la torre de la fortaleza, visible para toda la ciudad.

    Su venganza estaba completa, o eso creía él.

    3 hombres salieron de un pasadizo cuya existencia era desconocida para sus invasores. Se hicieron con tres caballos y galoparon en tres direcciones opuestas.

    Zorian cabalgó durante dos días sin parar, hasta que el caballo cayó muerto de agotamiento cerca de una aldea, andaron hasta la pequeña población donde Zorian tenía unos familiares, dejo al niño con ellos y les pidió que pusieran nombre al chico despues les dijo que estaría cerca del niño, protegiéndolo para después perderse en la noche.

    Durante días el Rey de los Haredrim buscó y buscó en las ruinas de Praven las llamadas Joyas del Emperador: el Cetro del Rey y el Libro de Calradia. Joyas que se remontaban a los antiguos emperadores de Calradia que otorgaban el derecho a gobernar el pais.

    Al no encontrarlas, entendió que Kine las había mandado ocultar y mandó exploradores en su busqueda, prometiendo colmar de oro a quien se las trajese. Sin embargo, no las encontraron y entre las gentes de Calradia se empezó a gestar un rumor, una leyenda: en el futuro un salvador portaría las Joyas del Emperador y echaría a los Haredrim de Calradia y los perseguiría hasta el fin del mundo.

    17 años despues


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    Mensaje por Firefrost Jue Mar 26, 2015 9:41 pm

    Dermat y su querida esencia de dejarnos con intriga. Razz


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    Mensaje por dermat Dom Abr 05, 2015 12:44 am

    Capítulo 1.

    "Han pasado 17 años desde que Calradia fuese invadida por los Haredrim. No hay focos de resistencia pese a la tiranía y maldad con la que los nuevos amos de la zona tratan a sus nuevos subditos. Sin embargo, el malestar es general y solo hace falta que las gentes encuentren a un líder al que admirar y seguir a la batalla por su libertad, por su pais"

    El sol alumbra la pequeña y pobre aldea de Nemeja, al alba las familias de campesinos se levantan para trabajar en los campos y animales. No habían pasado ni 20 minutos cuando desde la torre de vigilancia se dió la alarma: bandidos.

    En pocos minutos los campesinos se habían armado con cuchillos y diversas herramientas de trabajo como rastrillos e incluso hondas. Levantaron barricadas a lo largo del camino principal.
    Los bandidos no se hicieron esperar y, a caballo, atacaron la aldea. Las pocas esperanzas que los campesinos habían puesto en su barricada se desmoronaron rápidamente y los bandidos penetraron en la aldea. La batalla que siguió fue brutal.

    Un hombre, ya entrado en años, se dirigió a su hijo:

    -¡Protege a tú hermana! -Le dijo el hombre- ¡Defiendela!

    El hombre, su padre, le tendió un cuchillo. El chico cogió a su hermana y ambos corrieron hacia el bosque. Un par de bandidos se dieron cuenta y cabalgaron hacia ellos. El chico se dió cuenta de que no llegarían y se dió la vuelta mientras gritaba a su hermana que corriese.

    Apretó el cuchillo entre sus dedos y tomó aire, lo expulsó, levantó el brazo, apuntó y con toda su fuerza lanzó el cuchillo que fue a clavarse al pecho de uno de los bandidos que cayó desplomado. El joven no tuvo tiempo para pensar en que era el primer hombre que mataba, corrió hacia el otro bandido, sin amilanarse porque él fuese a caballo.

    El bandido desenvainó e intentó cortarle pero el chico se tiró al suelo esquivando la espada, rodó y se levantó. Esprintó con toda su fuerza hasta llegar al cadaver del bandido, le quitó la espada y se enfrentó al bandido.

    El bandido espoleó su caballo y avanzó sobre el joven quien se apartó en el último momento y le cortó una pata al caballo que se desplomó. Caballo y jinete cayeron al suelo, por suerte para el joven el caballo terminó encima del bandido. El chico se acercó a ambos y le clavó la espada en el pecho al bandido, mientras le miraba a los ojos. Hasta que el último suspiro de vida se fue del hombre.

    Despues miró al caballo, que sufría. Le acarició para darle ánimos y, después, como le enseñó su padre le mató de forma indolora y rápida. Escondió las espadas en sus ropajes y los de su hermana.

    Miró a su aldea y vió que los bandidos se retiraban, unas cuantas casas estaban en llamas y se podían distinguir algunos cuerpos de bandidos y aldeanos tirados en el suelo. Entraron en la aldea, y fueron a su casa. Cuando entraron su padre estaba pálido.

    -¿Qué pasa, padre? -Preguntó el joven.

    -Esos cabrones se lo han llevado -Se lamentó el hombre- Se han llevado el dinero para pagar los impuestos de este mes.

    La situación, que ya de por si era mala, se tornó peor. Los Haredrim eran de sobra conocidos por los castigos a los aldeanos que no podían pagar los impuestos.

    Su padre les miró y vió algo que le heló la sangre: espadas.

    -¿¡De donde habeis sacado eso!? -Les dijo a sus hijos quitándoles las espadas.

    -Eran de los bandidos que nos atacaron -Dijo su hijo.

    -¿¡Cómo se te ocurre traerlas aquí!? -Dijo el padre- ¡No podemos tener armas!¡Nos colgaran!

    -¡¿Y cómo nos defenderemos de los bandidos?! -Dijo su hija que entraba en la conversación.

    El padre los miró a ambos.

    -No teneis que pensar en eso. Ahora tenemos que arreglar la casa.

    Los tres dieron por teminada la conversación y se dedicaron a arreglar pocos desperfectos de la casa.

    El problema eran el huerto y el corral: habían robado a casi todos sus animales y gran parte de sus reservas de fruta, carne y verduras.

    Al día siguiente, al alba, una compañía de Haredrim vinó a la aldea a cobrar los impuestos. Ni se inmutaron por el estado de la aldea. Cuando llegaron al centro, gran parte de los aldeanos se habían congregado allí.

    Los imponentes soldados protegidos con armaduras y escudos negros escoltaban a un hombre de aspecto asqueroso y muy entrado en kilos que parecía a punto de caerse del corcel que le transportaba.

    -Por órden del Principe Gon, heredero del Rey Tindar de los Haredrim vengo a cobrar los impuestos que recaen sobre Nemeja. Cada familia de aldeanos deberá abonar 300 denares.

    El anciano de la aldea se atrevió ha hablar.

    -Mi señor -Dijo mirando al suelo- Ayer nos atacaron bandidos, se llevaron nuestras provisiones y nuestro dinero.

    -¿Insinuas que no tenéis dinero para pagar los impuestos? -Dijo el hombre.

    -Lo siento, señor. Los bandidos se lo llevaron todo.

    El hombre bajó con dificultad del caballo y se acercó al anciano.

    -Vosotros, inmundas gentes de este pais de ratas solo teneis un deber. Ese deber es pagar cada mes 300 denares. ¿Y ni siquiera podeis hacer eso?

    El hombre escupió en la cara del anciano.

    -Si vuestros soldados nos protegieran podríamos pagar.

    El recaudador se volvió hacia el hombre que había hablado. Sonrió al ver a la jovencita que estaba a su lado. Se acercó al campesino.

    -Nuestros soldados tienen mejores cosas que hacer que protegeros. Aunque, si lo que te preocupa es pagar, puede haber otra forma de pagar. A fin de cuentas, somos generosos.

    -¿Otra... forma... de pagar? -Balbuceó el hombre, temiendose lo peor al ver como miraba a su hija.
    El recaudador extendió un brazo y acarició la cara de la joven. Observó como ella se tensaba y el padre apretaba los puños.

    -¿Cuantos años tiene vuestra hija? -Preguntó con voz ansiosa.

    -Cumplirá 17 este año -Contestó el padre, sudando a mares.

    -Eres afortunado, es bella, para ser de Calradia. Seguro que podrías sacar un buen dinero por ella.

    -¿Per... perdona? -Dijo el padre.

    -Nuestros soldados necesitan un entretenimiento -Dijo con lascivia- Además, las primerizas se pagan bien.

    -No la venderé, nunca -Dijo el padre. El hombre sonrió con maldad.

    -Si no se puede hacer nada, no pasa nada. Ahora, volvamos a lo que nos trae aquí, dadme los 300 denares de los impuestos.

    El padre se puso pálido. El hombre ensanchó su sonrisa.

    -¿Acaso no los teneis? -El hombre negó con la cabeza- Entonces nos llevaremos a tú hija, para que la próxima vez no se te olvide.

    El recaudador asió a la chica del brazo mientras el padre intentó impedirlo, pero un guardia le dió un puñetazo y los soldados se rieron. La relajacion de los soldados permitió a un joven deslizarse, sacar una espada y, con un rápido movimiento, cortarle la muñeca al recaudador. Que cayó de culo gritando de dolor.

    El chico cogió a su hermana y corrieron en dirección al bosque. Los guardias les persiguieron, pero el padre se interpuso en su camino, reteniendoles unos segundos hasta que una espada se clavó en su estomago.

    Cinco guardias persiguieron a los jovenes mientras otros cinco salían corriendo de la aldea con el recaudador hacia Praven, hacia el curandero. Los jovenes se internaron en el bosque perseguidos por los guardias que cada vez estaban más cerca.

    La carrera les llevó a una pequeña pradera en una parte del bosque en la que nunca habían estado. En mitad de la pradera había una pequeña mansión abandonada, corrieron hacia ella a toda velocidad.

    El joven miró hacia atrás justo para ver como una flecha se clavaba en el corazón de uno de los guardias que murió sorprendido. El resto de guardais pararon en seco y subieron los escudos.
    El arquero se dejó ver. Era un hombre ya mayor que parecía mantenerse en buena forma. Desenvainó una espada y con calma se dirigió a los soldados.

    Los cuatro soldados restantes se acercaron al anciano y le rodearon. No estaban dispuestos a correr riesgos. Atacaron los cuatro a la vez pero el anciano hizo gala de una velocidad y unos reflejos increibles para su edad y, en pocos segundos, uno de los guardias cayó muerto.

    El resto se miraron sin saber bien que hacer, el anciano volvió a avanzar y uno de los guardias descargó un fuerte golpe de espada que el anciano esquivó sin problemas y contraataco cortándole el brazo y una pierna, para despues decapitarle.

    Los otros dos intentaron huir pero el hombre volvió ha hacer uso del arco y acertó en ambos soldados, que no pudieron alejarse más de 50 metros antes de caer alcanzados.

    El anciano se acercó a los jovenes. El muchacho se puso delante de su hermana.

    -Gracias por salvarnos, buen hombre -Dijo el chico- Soy Drain, esta es mi hermana Lena.

    El hombre sonrió.

    -Yo soy Zorian. No teneis que darme las gracias por matar a esos malditos bastardos. Vamos, entrad a la mansión, tendreis sed.

    El hombre empezó a andar hacia la mansión. Los jovenes le siguieron. Zorian miró al muchacho.

    -Drain, es un buen nombre. Yo no habría elegido uno mejor.

    -¿Perdona? -Dijo Drain.

    -Nada, chico, nada. Desvarios de un viejo.


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    Mensaje por Lord_Eddard_Stark Dom Abr 05, 2015 2:08 am

    Es bueno verte de nuevo, Dermat. Tus AAR's son algo que me hace mucho bien tongue, así que veamos que nos depara esta nueva historia...


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    Mensaje por dermat Lun Abr 06, 2015 12:25 am

    Capítulo 2
    "Tras el incidente con el recaudador nuestro heroe, Drain y su hermana, Lena. Se disponen a recibir la ayuda de su inesperado heroe: Zorian. Los tres se encaminan a la mansión abandonada"

    Drain no quitaba la vista del anciano que les acababa de salvar la vida. El hombre había demostrado ser muy ducho con la espada y el arco y parecía tener un rencor profundo hacia los Haredrim. Sin embargo, el hecho de que estuviese solo en el bosque le daba un aura de desconfianza.

    Se internaron en la mansión y entraron a lo que parecía ser una cocina en mal estado. El hombre les tendió una jarra con agua.

    -¿Que habeís hecho para que los soldados os persigan así? -Preguntó el hombre.

    -Cortarle la mano al recaudador de los Haredrim.

    El hombre le miró fijamente, en sus ojos se veía la admiración y la duda.

    -¿Qué hizo el hombre para merecer semejante castigo?

    -Intentar sobrepasarse con mi hermana.

    Zorian sonrió.

    -Entonces su castigo ha sido muy blando. ¿Donde están vuestros padres?

    -Nuestra madre murió al nacer yo -Dijo Lena.

    -Lo siento de corazón -Respondió Zorian- ¿Y vuestro padre?

    Ambos se miraron, finalmente fue Drain quien habló.

    -Creemos que ha muerto. Intentó darnos tiempo para huir y un guardia de los que nos perseguía le atacó con la espada, nuestro padre estaba indefenso y le vimos caer mientras huiamos.

    Zorian tenía una mueca de consternación en la cara.  Se frotó las manos mientras resopabla.

    -Tengo que ir a Nemeja para ver si Zorne sigue vivo. El cabrón siempre ha sido duro de roer.

    Drain se levantó como un resorte.

    -¿Cómo sabes el nombre de nuestro padre? -Preguntó el chico- Y si vas, voy contigo.

    -No seas idiota, habeis provocado la destrucción de la aldea. Si vas lo más probable es que los campesinos te linchen. Y sobre cómo conozco a tu padre... crecimos juntos -Zorian esperó a que el chico le respondiese, como no lo hizo, prosiguió- Podeis quedaros aquí hasta que vuelva.

    Zorían salió de la mansión y corrió hacia la aldea. Lena se acercó a su hermano.

    -¿Qué hacemos? -Le preguntó- ¿Nos quedamos? Yo no me fió de él.

    El chico abrazó a su hermana.

    -Por ahora sí. Yo tampoco me fió pero nos ha salvado la vida y creo que sabe más de nuestro padre de lo que ha dicho. Creo que valdrá la pena esperar e intentar sacarle información.

    -Cómo veas -Dijo la chica- Pero creo que será buena idea mirar la casa. No creo que tengamos otra oportunidad y así sabremos donde estamos, por si pasa algo.

    El chico miró a su hermana y asintió.

    -Pero démonos prisa, podría tardar poco en llegar.

    MIENTRAS TANTO EN NEMEJA.

    Zorían llegó a la aldea en pocos minutos. Con prisa se dirigió a la casa de Zorne. Cuando llegó y entró un grupo de campesinos estaba reunido en torno a Zorne que acababa de morir, los campesinos se dieron la vuelta al verle y no recibió miradas cariñosas precisamente.

    -Ha muerto -Dijo el anciano- Y supongo que sus hijos tambien estarán muertos. Ya no te ata nada aquí. Así que vete, que tú familia ya le ha causado el suficiente dolor a esta aldea.

    -¿Y porqué le dejamos irse? -Contestó un hombre- Su sobrino nos ha condenado a todos, mañana tendremos aquí a todos los soldados del sur de Swadia en nuestra aldea. Supongo que si les entregamos al lugarteniente de Kine nos perdonarán la vida.

    Zorian desenvainó su espada.

    -Me gustaria ver como lo intentas, cobarde -Contestó Zorian, desafiante.

    -¡Ya basta! -Dijo el Anciano. ¿Qué ganamos nosotros condenando a un hombre? Dejale irse, suficiente castigo es vivir sabiendo que no pudo proteger a su mejor amigo y Rey.

    Zorían miró al Anciano. Pensó en agradecerle, pero el tono del hombre hizo que se lo pensara mejor.

    -¿Le enterrareís? -Dijo Zorian.

    -Por supuesto -Contestó el Anciano- Al contrario que tú, tu hermano siempre fue un buen amigo y vecino.

    -Muchas gracias -Dijo Zorian dandose la vuelta y preparandose para irse.

    -No lo haremos por tí -Dijo el Anciano.

    Zorian paro, giró la cabeza y asintió. Para despues salir de la casa y correr en dirección al bosque.

    MANSIÓN DE NEMEJA.

    -¡Drain!¡Drain! -Gritó Lena- ¡Ven aquí!

    El chico corrió siguiendo la voz de su hermana. La encontró en un pequeño sotano, mirando anodadada un cuadro. Drain tardó unos segundos en darse cuenta que estaba mirando un retrato algo antiguo y las personas que posan en dicho retrato eran poderosas.

    -Mira -Dijo Lena- Es Zorian- La chica señalaba un chico, poco mayor que ellos que tenía la mirada confiada y un porte desgarbado.

    -Es cierto. ¿Pero de cuándo es? -Dijo Drain.

    -No lo se, debe ser antigua -Dijo Lena- ¡Dios!

    -¿¡Qué pasa!? -Grito Drain, sobresaltado.

    -Ese símbolo -Dijo señalando un pequeña figura de un halcón sobre un libro y sujetando un cetro con una de sus alas -Es el símbolo de Kine, el último gran Rey de Calradia.

    -¿Estas insinuando que Zorian conocía a Kine? -Dijo Drain, incrédulo.

    -Creo que era algo más que un simple se conocían -Contestó Lena. En ese momento se escuchó un ruido en las afueras de la mansión -¡Zorian ha vuelto!¡Rápido!¡Ayudame a taparlo!

    Los dos cogieron un desgastado trozo de tela y taparon el cuadro. Salieron del sotano al tiempo que Zorian entraba en la mansión. Zorian los notó agitados.

    -¿Qué pasa? -Dijo Zorian- Parece que habeis visto un fantasma.


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    Mensaje por Estratego Lun Abr 06, 2015 11:04 pm

    ¡Muy bueno! Esperando con ganas el siguiente capítulo.


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    Mensaje por dermat Mar Abr 07, 2015 11:04 pm

    Capítulo 3
    "Drain y Lena habían accedido a esperar la llegada de Zorian en la mansión abandonada. Mientras Zorian estaba fuera descubrieron un cuadro bastante revelador, con bastante desconfianza era hora de sacar respuestas"

    -¿Qué pasa? -Dijo Zorian- Parece que habeis visto un fantasma.

    Los hermanos se miraron.

    -Es que estamos preocupados -Dijo apresuradamente Lena- ¿Cómo está nuestro padre?

    El hombre miró al suelo y se mordió el labio inferior.

    -Lo siento, chicos. Zorne ha muerto, llegué unos segundos despues de que exhalara su último aliento.

    La chica empezó a llorar mientras que Drain apretó las manos en forma de puños mientras intentaba aguantar las lágimas. Finalmente, cuando se recompuso habló.

    -Debemos volver -Dijo Drain- Tenemos que enterrarle. Tambien tenemos que cojer nuestras cosas.

    -No podeis hacer eso. En la aldea piden vuestra cabeza y no les falta razón. Les habeis condenado. Sin embargo, por recuerdo a Zorne le enterrarán.

    -¿Y qué haremos? -Dijo Lena- No tenemos casa ni dinero. No podemos ir a por nuestra ropa ni a por provisiones.

    El hombre se paso una mano por el pelo.

    -Tengo unos amigos -El hombre se pensó las palabras- Compañeros más bien, que no sienten ningún tipo de aprecio por los Haredrim. Os recibirán con los brazos abiertos, sin embargo la vida será dura y os vereís inmersos en una guerra secreta por Calradia.

    Los jovenes volvieron a mirarse.

    -¿Acaso tenemos otra opción? -Preguntó Lena.

    El hombre la miró con ternura.

    -Hay veces en que la única opción por mala que parezca puede dar paso a una vida mejor -Miró fijamente a Drain- Todo depende de quien te lleve a ella.

    Drain abrazó por detrás a su hermana.

    -¿Cuándo nos vamos? -Preguntó.

    -Tengo que preparar lo que necesitaremos para el viaje. En una hora partiremos.

    Zorian les dejó solos. Momento en que Drain se desplomó en el suelo y lloró a lágrima viva. Su hermana le acercó para consolarle. Pasados unos minutos Drain se recuperó.

    -¿Confías en él? -Preguntó Lena.

    -¿Qué otra opción tenemos? -Contestó su hermano- Además si nos quisiera muertos ya podría habernos matado. Tampoco tenemos a donde ir y luchar contra los Haredrim me parece una gran idea.

    Lena le miró a los ojos.

    -A este paso no duraremos mucho vivos -Dijo Lena mientras Drain la abrazaba.

    Zorían, que había escuchado la conversación apoyado en la pared contigua. Ahora solo tenía una gran preocupación: como contarle al chico cual era su destino. Bajó al sotano y destapó el cuadro en el que salía el con Kine. Al mismo tiempo abría una pequeña caja en la que dentró había un pequeño anillo.

    Cogió el anillo con fuerza y miró el retrato.

    -Fallé en protegeros, mis reyes -Dijo Zorian mirando los retratos de Kine y Zaldana- No fallaré con vuestro hijo. Os lo prometí.

    Despues destrozó el cuadro en mil pedazos. Y salió de la mansión para prepararse para partir. Una hora más tarde los tres estaban preparados para partir.

    -¿De donde has sacado los caballos? -Preguntó Drain, desconfiado.

    -Los tenía preparados cerca por si alguna vez tenía que salir corriendo.

    -Me alegro de que seas tan previsor -Dijo Lena- ¿A donde vamos?

    -Prefiero no decirlo. Si durante el camino nos encontramos con soldados Haredrim y capturan a uno de vosotros no quiero que os torturen y digais donde está el principal nucleo de resistencia.

    -¿Hay resistencia? -Preguntó Drain- Pensaba que todos se habían rendido.

    -Los Haredrim solo dan a conocer aquello que les interesa. Hay resistencia, pero estan desorganizados y los Haredrim les supera en número y armamento.

    -Entonces es una misión suicida -Dijo Lena.

    -No, porque ahora han encontrado un lider -Dijo Zorian.

    -¿Quién? -Preguntó Drain.

    -Ya lo conocereís -Contestó, enigmático, Zorian.

    Ambos hermanos podrían jurar que una sonrisa salió de los labios del hombre. Una sonrisa de esperanza.

    FIN

    No suelo hacer esto, pero voy ha hacer una pequeña dedicatoria:

    Espero que te guste, mi pequeña psicópata.


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    Mensaje por dermat Jue Abr 09, 2015 11:07 pm

    Capítulo 4
    "Tras enfrentarse a la cruda realidad Lena y Drain se ven obligados a seguir a Zorian hacia la resistencia contra los Haredrim. Sin saber el destino, tienen que confiar ciegamente en su guia"

    Los tres compañeros de viajes partieron despacio, dejaron atrás la mansión y el bosque. Cuando llegaron a una verde pradera con onduladas colinas empezaron a cabalgar cada vez más rápido.

    Durante todo el día cabalgaron dejando atrás aldeas y rodeando castillos. Cuando llegaron a las afueras del castillo de Rybelet, en la frontera entre la provincia de Swadia y la nórdica, vieron como las grandes y pesadas puertas del castillo se abrían.

    Vieron como un gran número de niñas y niños de no más de 10 años salían escoltados por una veintena de soldados. Los niños estaban encadenados por manos y pies. Observaron desde la distancia y distinguieron los rasgos de los niños: estaban bastante mal fisicamente: se les notaban las costillas desde la distancia.

    -¿Qué han hecho esos niños para que les traten así? -Preguntó una horrorizada Lena.

    Zorian les miró y pareció costarle contestar.

    -Ser hijos de sus padres -Contestó mirando fijamente a los críos- Son los hijos e hijas de aquellos que se sublevaron. Al mantenerlos en cautiverio se aseguran de que sus padres no vuelvan a luchar contra ellos. Una medida brutal, pero efectiva.

    -¿Pero eso no debería ser un aliciente para la rebelión? -Preguntó un asombrado Drain.

    -No. Los padres prefieren que sus hijos vivan, saben que si luchan les decapitarán y mostraran sus cabezas en picas. Ningún padre quiere eso.

    -¡Debemos rescatarles! -Dijo Drain. Rápidamente Lena apoyó su idea.

    -¿Cómo piensas hacerlo exactamente? -Dijo Zorian- Nos superan en número y experiencia.

    -¡Tú eres un gran espadachin! -Dijo Drain, cada vez menos convencido- Y yo se luchar.

    Zorian le miró con tristeza en los ojos.

    -Tus sentimientos son nobles. Sin embargo, solo conseguiríamos que nos matasen. Tenemos que llegar con la resistencia y, desde allí, organizarnos para salvarlos.

    -¡Mirales! -Dijo Lena- ¿De verdad crees que aguantarán mucho tiempo en estas condiciones?

    -Ahora mismo no podemos hacer nada por ellos. Volveremos, con mas hombres y mejores equipamientos.

    -Puede que no tengamos que esperar. Mira -Dijo Drain.

    El chico señalaba a un conjunto de jinetes que, aparecidos de detrás de un risco cargaban contra los soldados

    -Solo conseguirán que maten a los niños -Dijo Zorian mientras que señaló a su caballo que avanzase en dirección contraria. Drain se interpuso en su camino.

    -Pues ayudémosles.

    Zorian miró primero al chico y luego a los jinetes que en ese preciso instante.

    -Bueno, tarde o temprano tendrías que luchar en una batalla de verdad.

    De entre su capa sacó una pequeña espada. Se la entregó a Drain quien se sorprendió pues pese a su aspecto, era pesada y costaba manejarla. Del mismo modo le entregó una daga a Lena.

    -Intentad que no os maten.

    Dicho esto, Zorian cargo contra los Haredrim seguido por Drain y Lena. Los Haredrim se habían puesto en una formación circular con los niños en el medio. Numericamente la batalla estaba igualada: 20 haredrim contra 16 jinetes y los tres viajeros.

    Sin embargo, la brutalidad de los haredrim hizo mella en los jinetes quienes, si no fuese por Zorian que rápidamente se hizo cargo de los jinetes hubiesen sido derrotados. Los Haredrim se sorprendieron por un enemigo de tal valía y el oficial al mando de los Haredrim le reconoció y gritó:

    -¡Es Zorian! -Gritó- ¡Traedme su cabeza y sereis recompensados!

    -¡Por Calradia! -Gritó el aludido- ¡Por Kine!

    La batalla duró poco más. Los Haredrim sucumbieron ante el ataque brutal de Zorian y los enardecidos jinetes al saberse apoyados por un aliado de tal magnitud. Cuando la batalla terminó Drain se encaró con Zorian:

    -¿Por qué no nos dijiste quien eras? -Dijo Drain.

    -¿Acaso importa? -Dijo Zorian- Perdimos la guerra, soy un fantasma de la debilidad.


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    Mensaje por dermat Sáb Abr 11, 2015 11:08 pm

    Capítulo 5.

    "La duda que atormentaba a Drain y Lena se había resuelto por si sola. Ahora tras ayudar en el rescate de unos niños están a punto de enterarse de cual es el terrible estado de la resistencia"

    Al mando de los jinetes estaba un hombre algo más joven que Zorian. Sus movimientos denotaban cansacio sin embargo su mirada reflejaba el alivio de haber salvado a esos niños. Se acercó a los tres compañeros de viaje.

    -Gracias por ayudarnos -Dijo el hombre- Soy Limus.

    Limus tendió una mano que Zorian estrechó.

    -Supongo que perteneces a la resistencia. ¿No? -Preguntó Zorian.

    El hombre suspiro.

    -Mis hombres y yo perteneciamos a la resistencia Vaegir. Sin embargo, de eso ya no queda nada. La mayoría han muerto.

    -¿¡Cómo es posible!? -Preguntó un consternado Zorian- ¡Erais los más fuertes!¡Casi 500 personas!

    Los jinetes se revolvieron, inquietos. Limus contestó.

    -Los Haredrim trajeron un nuevo general. No era como el resto. Nos persiguió incansablemente durante semanas finalmente cercaron a la resistencia en las Montañas Nevadas. Los masacraron sin piedad. Mis hombres y yo nos salvamos porque estabamos asaltando una caravana. Cuando volvimos al campamento solo habían cadáveres para recibirnos. Se llevaron a los niños, eran los que acabamos de salvar.

    -¿Y qué hareis ahora? -Preguntó Drain.

    -No lo habíamos pensado. No nos podemos quedar aquí, en Swadia no tenemos apoyo y nos han obligado a irnos de Vaegir. Teníamos pensado unirnos a la resistencia Kherguita.

    -Tenemos el mismo objetivo entonces -Dijo Zorian- Vayamos juntos, es más seguro.

    Limus miró a sus hombres, quienes asintieron.

    -Esta bien. Siempre es un honor estar a las órdenes de alguien de su reputación.

    -La reputación no sirve de nada en estos momentos. Además yo no soy un general, solo era el brazo ejecutor de Kine. Él era el verdadero líder.

    Drain intervino.

    -No debía ser tan bueno  cuando fue derrotado.

    Zorian tuvo que contenerse para no darle una hostia al chico.

    -Kine nunca fue derrotado en campo abierto. Sin embargo, los frentes eran muchos y nuestros generales eran derrotados unos detrás de otro. Cada batalla que Kine conseguía vencer era pírrica con prácticamente el mismo número de muertos para ambos bandos. Finalmente, su ejército era mayor y nos derrotaron por el número de personas que podían llevar a la batalla.

    -¿Entonces cual es el sentido de la resistencia? -Dijo Lena- La resistencia seguirá estando en inferioridad númerica.

    Limus fue quien la contestó.

    -Eso no es cierto. Gracias a estos últimos 17 años en paz hay muchos hombres jovenes que podrían luchar contra los Haredrim. Por desgracia el miedo es demasiado fuerte y no se atreven. Pero creemos que con un par de sonadas victorias podríamos conseguir un gran número de nuevos seguidores.

    Drain negó con la cabeza.

    -Los Haredrim acaban de destrozar a tus compañeros. ¿Cómo mantienes todavía la fé?

    -Porque es mejor luchar por lo que creemos que mantenernos sin hacer nada esperando que alguien cambie el mundo por nosotros.

    -Ese es el espíritu -dijo Zorian- Ahora vamos, que tenemos un gran camino por recorrer.


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    Mensaje por dermat Lun Abr 20, 2015 12:37 am

    Capítulo 6.

    "Han pasado varios días desde la primera batalla seria de Lena y Drain y que se unieran a los jinetes. Finalmente, a lo lejos, en plena frontera entre las provincias del sultanato y el khanato se levanta el último reducto de resistencia organizada de Calradia"

    Zorian encabezaba la marcha. Seguido por Lena, Drain, Limus y el resto de jinetes se acercó al oasis natural donde se levantaba una pequeña ciudad rodeada, a distancia prudente, por símbolos extraños y cadaveres Haredrim.

    -¿Qué significa esto? -Le preguntó Drain a Zorian.

    -Los Haredrim son casi tan supersticiosos como feroces. Practicamente no van ni al baño si su sacerdote se lo desaconseja. Y no ahí nada más supersticioso que una ciudad de los muertos -Contestó el hombre.

    -Perdona -Dijo Lena- ¿Has dicho ciudad de los muertos? -Preguntó mitad incredula mitad asustada.

    -Son cuentos apoyados por disfraces -Dijo Zorian- De vez en cuando hacen salidas cubriendose la piel con tonos palidos que les hacen parecer revividos. Lo cual hace que los Haredrim no se acerquen aquí.

    Divisaron como un conjunto de jinetes abandonaba la ciudad en su dirección. Al frente iba un hombre que debía tener la edad de Zorian. Cuando se acercó Zorian y él se fundieron en un abrazo.

    -¡Zorian! -Dijo el hombre- No creía que fueses a abandonar tu retiro ¿Cómo estas? -Preguntó el Hombre.

    -Siguiendo los designios del destino, mi viejo amigo -Despues Zorian señaló a Drain- Es él.

    -¿Quién se supone que soy? -Preguntó Drain.

    -¿¡No lo sabe!? -Dijo el hombre- ¿¡Le has traido aquí y no sabe cual es su destino!?

    -Calmate, Carter -Dijo Zorian- Vayamos a la ciudad. Tenemos mucho de lo que hablar.

    -¿Alguien puede explicarme de que va todo esto? -Preguntó Drain. Los dos hombres le miraron y ninguno dijo nada. Lena le acarició la espalda.

    -Tranquilo -Dijo la chica, sonriendole para calmarle.

    No tardaron ni cinco minutos en entrar en la ciudad. Dicha ciudad resultó parecer más un campamento de refugiados con tierras de cultivos en vez de una ciudad. En el centro se levantaba la tienda más grande.

    -Abrevad los caballos -Dijo Zorian a Drain y Lena- No molesteis y no os alejeis.

    Carter y Zorian entraron en la tienda y Zorian se sentó en un pequeño taburete mientras Carter le miraba.

    -El plan era esperar a que estuviese listo. No traerle atropelladamente y sin explicarle nada -Dijo Carter.

    -Los planes pueden salir mal -Dijo Zorian- Tú y yo lo sabemos mejor que nadie. ¿Aun guardas el libro?

    -No lo llevo encima -Contestó el aludido, provocando la sorpresa de Zorian- Pero esta escondido y a salvo.

    -¿Donde lo tienes?

    -En las ruinas del Castillo Asugan.

    -Tenemos que ir a por el libro.

    -No puedo irme de aquí -Dijo Carter- Tras lo de la resistencia Vaegir mis hombres están nerviosos. También nuestros exploradores han confirmado que el mismo ejército que les derrotó se dirige hacia aquí y tengo la sensación de que estos no se amedrentarán con nuestros engaños.

    -¿Cuanto tiempo crees que puedes aguantar? -Preguntó Zorian.

    -Tengo preparados varios puestos en las montañas por si llegaba este día. Si este nuevo ejército penetra en el campamento se lo encontrara vacio y sin suministros. Por desgracia eso significa que nos cazaran hasta que estemos todos muertos.

    -No te he preguntado eso -Insistió Zorian.

    -Cuatro o cinco días, una semana con suerte -Carter miró fijamente a Zorian- Necesitamos al chico y lo necesitamos ya.

    -Sabes que hay que seguir un procedimiento. No podemos hacerlo a la ligera.

    -Si no nos damos prisa, no tendrá fieles a los que gobernar ni soldados a los que guiar -Carter suspiró- ¿Sabes donde esta Xander?

    -No estoy seguro. Por algo Xander era el jefe de espias de Kine. Pero seguramente esté al tanto de todo lo que esta pasando.

    -¿Y si no lo está? -Preguntó Carter, preocupado- ¿Cómo lo encontrarás?

    -Xander es extremadamente listo, pero también orgulloso. Le gusta estar al tanto del enemigo para controlarle y lo suficientemente cerca para exponerse al peligro. Hay varios sitios a los que no puede resistirse. Estará en uno de ellos.

    -Espero que tengas razón con eso -Dijo Carter- Y con el chico. ¿Es cómo su padre?

    -No necesitamos a un segundo Kine -Dijo Zorian- Las circunstancias son distintas y por tanto nuestro Rey debe ser distinto. Pero si lo que preguntas es si vale la pena el esfuerzo, mi respuesta es que sí. O al menos eso me dice mi instinto.

    -Espero que tu instinto no se equivoque.

    -Yo tambien lo espero. Partiré de inmediato con Drain al Castillo Asugan. Cuida de Lena, para él son hermanos y creo que no podría soportar su pérdida.

    -La protegeré con mi vida. ¿Quieres escolta? -Dijo Carter- Puedo darte uno o dos hombres.

    -Los necesitarás a todos y lo sabes. Necesito que me des la localización de tus escondites para saber donde buscarte.

    Carter cogió un pequeño mapa y lo dobló varias veces.

    -Los puestos están marcados con cruces. Intentaré aguantar todo lo posible pero si en una semana no habeis aparecido huiremos. Suerte, amigo.

    -Lo mismo digo.


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    Mensaje por dermat Dom Mayo 24, 2015 1:07 am

    Capítulo 7.

    Zorían salió de la tienda de Carter y la brisa le acarició la cara. El sol, a lo lejos, se empezaba a esconder, el hombre calculó que quedarían una o dos horas de luz. Se acercó a donde estaban Drain y Lena.

    -Drain, debemos partir inmediatamente -Dijo Zorian.

    -¿A donde vamos? -Preguntó el joven.

    -Hacia Asugan. Tenemos cosas importantes que hacer allí.

    -¿Qué es aquello tan importante que guardan unas ruinas? -Dijo Lena- No alcanzo a entender que es lo que tenemos que hacer allí.

    -Tú no has de entender nada, jovencita. Tus preocupaciones deberían ser sobrevivir. Por otra parte, tú no vendrás. Tendremos que cabalgar rápido y no puedo defenderos a los dos.

    -¡Yo no iré a ninguna parte sin mi hermana! -Contesto Drain.

    Zorian vió que no podría hacer ni decir absolutamente nada para convencer al chico. Por lo que aceptó.

    -Seguiremos el camino imperial hasta Tulga. Mi intención es que la dejemos atrás antes de que amanezca. Despues abandonaremos el camino principal para ir hasta Dusturil  y, desde allí, hasta Asugan a donde espero llegar al mediodia. No domiremos nada.

    Los tres estuvieron de acuerdo y, sin esperar, salieron al galope. Los tres jinetes desde el principio exprimieron al máximo a sus monturas. Por el camino principal avanzaron bastante rápido durante hora y media. Sin embargo, pasado ese tiempo, la noche cayó sobre el desierto. El frio hizo mella en jinetes y animales y la luna proporcionaba poca luz esa noche.

    El camino imperial estaba pensado para unir las principales ciudades de Calradia. El que seguían en ese momento, como todos, nacía en Praven y pasaba por las ciudades de Suno, Uxkhall y Dhirim para despues entrar en territorio del Khanato hasta Narra pasando por Halmar y acabar en Tulga. Durante el reinado de Kine cada pocos kilometros se encontraban unas atalayas que alumbraban el camino y donde unas guarniciones lo limpiaban de bandidos. Sin embargo, hacia años que las atalayas estaban derruidas o abandonadas.

    Cuando faltaba algo más de media hora para amanecer divisaron Tulga a lo lejos.

    -Dejaremos ahora el camino -Dijo Zorian- El enemigo tiene espias en todas partes y debido a los últimos acontecimientos, temo que el enemigo sepa que me he puesto en movimiento.

    Siguiendo a Zorian tomaron una bifurcación del camino, el nuevo camino que tomaron era un sendero que había sido usado durante cientos de años y seguiría usandose cientos de años despues. Por consiguiente, la marcha fue bastante más lenta que en el camino imperial.

    Llegaron a Dusturil despues de varias horas de marcha, cuando el sol de la mañana estaba en lo alto. Zorian decidió rodear tambien este pueblo y proseguir hasta Asugan, a donde llegaron ya entrada la tarde.

    -No esperé que la noche nos retrasara tanto -Dijo Zorian- Entremos rápido, cuanto antes entremos antes empezaremos y estaremos lejos de miradas indiscretas.

    -¿Qué hemos venido ha hacer aquí? -Preguntó Lena- Sigo sin entender que secretos guarda este castillo en ruinas que sea tan importante.s.

    -Lo entenderas en su debido momento.

    Acortaron en pocos minutos el último tramo que les separaba del castillo. Ya en las ruinas descabalgaron y Zorian miró a las llanuras que se extendían debajo del risco donde estaba el castillo.

    -Parece que nadie se acerca aquí, eso esta bien, así no nos molestarán.

    El antiguo imponente castillo Kherguita no era ni una sombra de lo que era. Las murallas habían dejado paso a un monton de rocas aquí y allá, la plaza estaba cubierta por la maleza y lo que quedaba de la torre del Homenaje no era ni la mitad de lo que fue.

    Zorian entró a la torre seguido por los otros dos. Fueron a la sala del señor, o eso supusieron por lo espacioso de la estancia y la exquisited de las dos columnas que quedaban en pie. Con ritmo seguro, como si hubiese estado aquí mil veces, Zorian avanzó por los restos del castillo, entró en un habitación con un gran boquete en la pared y tras el marco de una puerta, sin puerta, se encontró unas escaleras.

    -Lena -Dijo el hombre- vuelve a donde dejamos los caballos y monta guardia. No tardaremos mucho pero prefiero que no nos sorprendan cuando salgamos. Si se acerca alguien al castillo, sin importar que sea amigo o enemigo, ven a las escaleras, baja hasta el final y  esperamos al pie de las mismas.

    La chica asintió y se despidió de Drain, suplicándole que tuviese cuidado. Zorian y  Drain se pusieron en marcha, bajando las escaleras. Drain prontó se percató que las escaleras bajaban al subsuelo del castillo e intrigado siguió a Drain. No tardaron más de unos minutos en bajar las escaleras, que desembocaban en una cueva.

    -¿Qué hemos venido ha hacer aquí? -Preguntó Drain. Mientras Zorian encendía una antorcha de la pared.

    -Cuando ibamos hacia el campamento os dije que había un nuevo lider de la resistencia. Un joven digno de ser el Rey de Calradia. Sin embargo, para ostentar ese título se necesitan varias cosas. La primera es sangre real, el candidato la tiene. La segunda el Libro de Calradia, un libro con todos los nombres de los antiguos reyes de Calradia y funciona como árbol cronológico. El tercero es el Cetro del Rey, un cetro símbolo del poder del Rey.

    -¿Qué tiene eso que ver con estas ruinas?

    -Todo. El día de la caida de Praven, Kine encargó a dos de sus generales que escondieran el Libro y el Cetro. Carter fue el encargado de proteger el Libro, que escondió en las ruinas de Asugan.

    -¿Estas seguro de que el libro permanece aquí?

    -Carter me lo ha asegurado. Y el nunca me mentiría, del mismo modo que nunca, conscientemente y por decisión propia, dejaría que el enemigo tome el libro o este se extravie.

    -¿Y cómo llegaremos hasta el libro? -Preguntó Drain ya que tres caminos excavados en la roca de la cueva se abrían ante ellos.

    -Esa es la razón por la que tenía que venir en persona. Conozco el sitio perfecto para esconder algo de gran valor como el libro en esta cueva.

    -¿Y cual es la razón por la qué me has traido? -Preguntó el joven- Aunque eres mí tío no te conocía hasta hace unos días. No hay razón para que confies tanto en mí como para llevarme hasta el Libro de Calradia.

    -Creo sinceramente que algo más que la suerte te trajo hasta la puerta de mi refugio perseguido por aquellos Haredrim. Aprendí de Kine que el destino puede trabajar de maneras que no nos podemos ni imaginar. Pienso que el destino te trajo hasta mi puerta porque quería que fuesemos juntos.

    Drain se dió por satisfecho. Principalmente por la curiosidad que sentía hacia el libro. Se internaron por el camino de la izquierda y andaron si parar. El camino giraba, descendía, ascendía y parecía no terminarse nunca. Finalmente, tras un buen trecho recorrido una empinada bajada desembocó en una enorme cueva, en cuyo centro había un lago.

    -Deja las armas y la ropa aquí. Pues tendremos que nadar. ¿Sabes no? -Pregunto Zorian.

    -Se nadar.

    Zorian asintió y ambos hombres se desnudaron, quedando en ambos solo el calzoncillo. Entraron en el lago, el agua era tibia y relajante. Zorian nadoóhasta el extremo contrario, seguido por Drain, cuando Zorian calculó que estaba lo suficientemente cerca cogió aire y se sumergió, seguido por Drain. Bucearon durante diez o quince segundos, cuando volvieron a la superficie, Drain se dió cuenta de que habían atravesado una de las paredes de la cueva buceando. Pero su vista pronto se fijo en otra cosa: un libro, realmente grueso, descansaba encima de una estructura de piedra y, a ambos lados, había dos velas que dotaban de luz a la cueva.

    Zorian se acercó al libro, al que abrió con cuidado para no mojar su interior y sonrió al leer su contenido.

    -Es el original.

    -¿Cómo lo sacaremos? -Preguntó Drain- No hay manera de volver por donde hemos venido, al menos si queremos que el libro siga en perfecto estado.

    -Hay un camino mucho más rapido, que no nos llevará más de cinco minutos en llegar al castillo. Y sin tener que mojarnos -Dijo Zorian, sonriendo.

    -¿Y por qué no lo hemos usado antes? -Preguntó Drain medio desconcertado medio enfadado.

    -Porque solo se puede usar desde este lado.

    Drain se acercó a la cueva y palpo la fría roca. Tras unos minutos, ensanchó su sonrisa y apretó la pared de la cueva. Ante el asombró de Drain la cueva cedió y se abrió, dando paso a un camino ascendente.

    -Este camino lleva al risco que esta debajo del castillo. Despues tendremos que bajar el risco por fuera y volver a subir.

    Drain siguió a Zorian por el camino y, en pocos minutos, estaban bajo la luz del sol. Zorian escudriñó las llanuras que se extendían rodeando al castillo. Nada se movía, o al menos que ellos viesen.

    Ambos bajaron el risco hasta el camino secundario por el que habían venido y despues subieron otra vez hasta el castillo. Cuando llegaron no encontraron a Lena, pero Zorian entró a la torre y fue a la habitación, bajó las escaleras y, al pie, se encontró a Lena.

    -¿Erais vosotros? -Preguntó sorprendida- Ví a dos personas acercarse al castillo y decidí bajar las escaleras sin esperar a ver de quienes se trataban.

    -Hiciste bien. Vuelve con Drain, yo bajare de nuevo, a por nuestras ropas. Entenderas que no me guste ir en calzoncillos más de lo estrictamente necesario.

    Zorian bajó a por la ropa mientras Lena volvía con Drain. El chico le explicó a Lena lo que habían ido a buscar y como lo habían conseguido. Lena se mostró muy interesada por el libro y la historia de los nombres que en el figuran. Pocos minutos tardo Zorian en volver.

    Los tres montaron en los caballos.

    -Volvamos rápido al campamento -Dijo Zorian- Allí me sentiré más tranquilo. ¡En marcha!


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    Mensaje por dermat Dom Mayo 31, 2015 12:24 am

    Capítulo 8

    Los tres jinetes se pusieron rápidamente en marcha. Encabezados por Zorian, se adentraron en el desierto en dirección a Dusturil para deshacer el camino emprendido anteriormente. Durante un tiempo avanzaron sin divisar a nadie, hasta que alcanzaron las montañas a las que bordearon sin alejarse demasiado de ellas y más adelante la aldea de Dusturil.

    Avanzaron, sin pausa pero sin prisa, sin embargo cuando se acercaron lo suficiente a Dusturil para divisarla debieron parar, desmontar y esconderse: los estandartes de los Haredrim adornaban la aldea.

    -Mierda. No se si se han enterado de nuestra presencia o es casualidad, pero no podemos seguir sin que nos vean -Dijo Zorian.

    -¿Qué haremos ahora? -Preguntó Drain.

    -Vosotros dos quedaos aquí, escondidos y a cubierto. No hagais ninguna tontería, yo iré me internaré en el territorio sarraní para ver si hay otro destacamento que nos cierre el paso en la otra cara de las montañas.

    Zorian se marchó sin esperar un segundo mientras Drain y Lena se agazaparon tras unas rocas en la pendiente de las montañas donde se ocultaban perfectamente de miradas indiscretas. Allí se dedicaron a descansar y ha comentar los últimos acontecimientos en sus vidas.

    Pasaron poco más de dos horas hasta que volvió Zorian, cuando el sol ya había desaparecido y la luna comenzaba a elevarse.

    -¿Cómo está el otro camino? -Preguntó Lena.

    -Igualmente vigilado. Hay un destacamento tanto en Sharwa como en Tazjunat. Es imposible pasar por ahí.

    -¿Que haremos? -Volvió a preguntar Drain- No me gusta la idea de pasar otra noche a la intemperie en este maldito desierto.

    Zorian se paso la mano derecha por la barbilla, meditando la respuesta.

    -Puede que no tengamos que pasarla a la intemperie. Conozco un sitio donde podremos pasar la noche sin ser molestados, o es espero. Sin embargo, hemos de darnos prisa pues el camino se pierde en la noche si la luna se esconde tras alguna nube.

    Zorian apuntaba al cielo, donde nubes de tormenta empezaban a formarse. En primer lugar se despidieron de los caballos, pues no podían llevarlos con ellos. Despues el curtido guía abrió la marcha, mirando atentamente a las montañas como buscando algún signo que le diese una idea de por donde empezar a buscar el camino.

    Tardó algo más de media hora en encontrar el camino. En la dura roca estaba grabado un signo que los dos jovenes no habían visto nunca: un caballo rodeado del sol. Pasaba inadvertido a simple vista y solo aquellos ojos que lo buscasen podrían encontrarlo.

    Zorian sonrió y avanzó 50 pasos a su izquierda y empezó a ascender la montaña por un paso practicable, pero no por ello menos cansado. A suficiente altura el fatigoso camino daba lugar a una escalera que subía casi 100 metros para despues desaparecer. Los tres compañeros la subieron a la carrera, hasta llegar al lugar donde la escalera era tragada mágicamente por la montaña.

    La escalera había dado lugar a un camino, en bastante mejor estado de lo que Lena y Drain esperaba al saber del estado de la escalera. El camino se internaba en la montaña y lo siguieron cuando la luna estaba en lo alto.  Poco a poco la penumbra era mayor y, en menos de 600 metros avanzaban a tientas, apoyandose en la propia montaña.

    El camino desembocaba pocos kilómetros más allá. Desembocaba en plena montaña donde la luna volvía a darles su luz, a primera vista el camino había sido arrancado de la montaña y no había forma de seguir pero una escalera, bien disimulada, bajaba a la derecha y la siguieron.

    Esta terminaba a los pies de una estructura que ya había pasado su mejor momento y parecía que en cualquier momento se desplomaría si no fuese porque estaba construida en la propia montaña.

    -He aquí la Puerta de los Guardianes -Dijo Zorian.

    -Nunca oí hablar de algo así -Dijo Lena- Debió ser preciosa.

    Sin duda lo era, incluso ahora la puerta era el doble de ancha y alta que las puertas de Praven. Hace siglos en los flancos de la puerta, en la propia piedra de la montaña, se habían tallado varios animales, algunos que no se veían en Calradia desde hace siglos y otros que aun estaban con ellos: leones, zaliwaris, caballos, aguilas y cuervos. Sin embargo de esos animales no quedaban nada y las antaño majestuosas puertas recubiertas con marmol y plata estaban en su peor momento: la plata había desaparecido y el marmol presentaba grietas en muchos puntos.

    -No me extraña de que no supieses de su existencia. Pocos lo saben -Dijo Zorian- Encontramos esta puerta de casualidad en el primer año de Kine como rey. Sin embargo, tanto la sabiduria que permitió construir esta maravilla y si hay más como esta en pie se perdió hace mucho tiempo. Sabemos poco, salvo que era la entrada a un majestuoso palacio construido en la montaña hace cientos de años por un imperio que debió ser impresionante pero que se perdió en la oscuridad de la memoria. Pero entremos, mañana os podré contar todo lo que sé de este lugar. Pero ahora debeis dormir, yo montaré guardia.

    Hicieron caso a Zorian y se internaron dentro de la Puerta, no andaron mucho pues Zorian no reconocía el camino en la más completa oscuridad y temía perderse. Sin embargo, encontraron un buen lugar, al abrigo del viento de fuera y que permitía ver la puerta desde dentro y no ser vistos desde fuera, donde había empezado a llover.

    Allí, Drain y Lena se arroparon con las mantas que traían del campamento y se durmieron mientras Zorian, con la espalda apoyada en la pared montaba guardia, velando por el sueño de sus acompañantes.

    Mientras los jovenes dormían, Zorian recordó como había encontrado este lugar junto a sus reyes, antes de la guerra con los Haredrim, cuando el futuro aun se presentaba brillante y hermoso...


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    Mensaje por Hirdmann Dom Mayo 31, 2015 12:28 pm

    ¿Qué es un zaliwari? o_O


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    Mensaje por dermat Dom Mayo 31, 2015 11:41 pm

    Es una ficción literaria, una de las pocas licencias que me he tomado  Very Happy

    En mi imaginación es un animal acuatico, a medio camino entre un tiburon y un delfin.

    Capítulo 9
    Un tímido sol alumbraba las desérticas llanuras Kherguitas. Dos jinetes cabalgaban rápidos como el viento, seguidos por un tercero a unos pocos metros detrás.

    -No se puede tener intimidad -Se quejó una chica joven, de rasgos dulces y sonrisa traviesa. Sus rizos rojizos se balanceaban con los movimientos del caballo.

    El otro jinete, un hombre de la misma edad que la joven, la sonrio.

    -Ya deberias saber como es Zorian, Zal. Juro protegerme y lo hará, aun si eso implica seguirme hasta el mismisimo infierno.

    -No me malentiendas, Kine. Le agradezco su fidelidad. Pero -Y la joven alzó la voz, lo suficiente para que Zorian les oyese- Eres el rey de toda Calradia. No tienes enemigos ni nadie que quiera atentar contra tu vida.

    Zorian sonrió al escuchar las palabras de Zaldana. Aunque en un principio no vió con buenos ojos la relación de su amigo y Rey con Zaldana y habían tenido sus más y sus menos no podía reprocharle nada a la joven.

    -Un rey siempre ha de ser precavido -Dijo Zorian- Por mi parte, no pienso perderle de vista, aunque la niña se ponga ha hacer pucheros.

    La contestación de Zorian provocó el cabreo de Zaldana y la risotada de Kine, quien se llevó un golpe de su mujer.

    -No me extraña que sigas soltero -Dijo Zaldana- Ninguna mujer te aguantaría, eres insufrible.

    Los tres rieron y siguieron cabalgando. Poco tiempo despues, a medio camino entre Tulga y Dusturil decidieron parar a comer algo, pues ya era mediodia. En la ladera de las montañas Zorian estiró unas mantas y se sentaron alrededor. Durante la comida, Zaldana y Kine bromearon e hicieron planes de futuro mientras Zorian vigilaba, pese a los esfuerzos de la pareja por que se relajase.

    Para bajar la comida decidieron dar un paseo, dejaron los caballos amarrados y prosiguieron andando. Media hora despues Zaldana se fijó en un símbolo en la ladera y se acercó a el, seguido por Kine.

    -¿Y este símbolo? -Preguntó Zaldana- ¿Lo conoces?

    Kine miró fijamente al caballo rodeado por un sol que señalaba Zaldana.

    -No, nunca lo había visto y tampoco me hubiese fijado si no me lo hubieses señalado. Preguntemosle a Zorian.

    Kine llamó a su amigo, que se había quedado atrás y apartado. Cuando se acercaba, se paró y señalo a la montaña.

    -Si mis ojos no me engañan -Dijo Zorian- Eso son unas escaleras talladas en la montaña.

    Zaldana y Kine se acercaron a Zorian y miraron donde el señalaba. Ambos se sorprendieron.

    -¿Cómo es que no se tiene constancia de esto? -Preguntó Kine.

    -Supongo que es porque nadie presta atención a la montaña -Dijo Zaldana- El símbolo es pequeño y las escaleras se camuflan bien con la montaña. Hemos tenido suerte.

    -¿Subimos? -Preguntó Kine- Tengo curiosidad por saber a donde llevan.

    -¡Es una idioted, majestad! -Dijo Zorian- No sabemos que es lo que hay al otro lado. Puede desembocar en una guarida de bandidos. No, teneis que volver a Tulga y enviar un destacamento y, si es seguro, podréis subir.

    -Sin lugar a dudas, no sabes divertirte -Dijo Zaldana- Yo descubrí el símbolo y pienso ser la primera en descubrir a donde lleva- Dicho esto, les dió la espalda y empezó a subir la montaña, en dirección a la escalera.

    -¡Majestad! -Dijo Zorian, refiriendose ahora a la chica- Insisto en que es peligroso.

    Kine se empezó a reir.

    -Ya sabes como es esta mujer. Si algo se le mete en la cabeza no hay quien se lo quite. Vamos Zorian, lo mejor que puedes hacer es seguirnos de cerca.

    Los chicos avanzaron con velocidad hacia Zaldana y en pocos minutos ya estaban a su altura. Subieron por la escalera y atravesaron un pequeño tunel acompañados por el sonido del viento y los consejos ignorados de Zorian. Salieron del tunel y bajaron por otras escaleras, que desembocaban en una majestuosa puerta.

    -¡Es increible! -Dijo Zaldana.

    -¡Impresionante! -Confirmó Kine.

    -¡Único! -Corroboró Zorian.

    Los tres amigos miraron absortos la puerta flanqueada por hermosos animales ricamente tallados.

    -Entremos -Dijo Zaldana- Estoy deseando descubrir que otras sorpresas esconde esta montaña.

    La chica avanzó hacia la puerta, pero una mano en su hombro la paro. Era Zorian, que miraba la puerta fijamente.

    -Mira bien -la dijo- La oscuridad lo traga todo dentro de la puerta.

    Zorian sacó una antorcha y, tras varios intentos, consiguió encenderla.

    -No sabemos lo que hay dentro. Puede haber o bandidos o animales salvajes. Por tanto, seguidme y no os alejeis.

    -¿¡Qué!? -Protesto la chica- No pienso entrar detrás tuya. Hazte a un lado.

    Zorian la miró a los ojos, pero no se movió. Zaldana se impacientó.

    -¡Obedece a tu reina!

    Zorian desenvainó su espada ante la atónita mirada de Zaldana quien, por impulso, retrocedió. Kine intentaba contener una sonrisa por la cara que tenía su mujer.

    -Con el debido respeto, mi reina. Juré protegeros y eso es lo que hago. Hay cosas que puedo permitir, pero si quieres entrar hoy al interior de esa montaña lo harás a mi espalda.

    Zaldana estaba un poco impresionada por el tono de voz con el que Zorian acababa de hablar, pues nunca le había oido utilizar ese tono. Notó como Kine la agarraba por la cintura y la atraía hacia él.

    -Es mejor hacerle caso cuando tiene esa mirada y utiliza ese tono -Dijo Kine, quien señaló a Zorian la entrada de la cueva.

    Zorian asintió y penetró la puerta, internandose en la montaña seguido por Kine y Zaldana.
    Los tres jovenes entraron en la oscuridad dispuestos a desentrañar los secretos de la montaña.


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    Mensaje por haziel12 Lun Jun 01, 2015 3:03 am

    Joder!
    Vuelvo denuevo por estos lares y me encuentro con semejante historia! En definitiva, Dermis tienes que ser escritor Wink. ¿Y yo? ¿Donde esta mi sexi, todopoderoso, overpowered y personaje del bien?
    Felicitaciones, sigue con la historia.


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    Mensaje por dermat Lun Jun 01, 2015 11:43 pm

    Hey! Pues tú personaje anda dando guerra en Emperador Zombie, asi que no te quejes!

    Capítulo 10

    La llama de la antorcha iluminaba el camino por delante de los tres jovenes. Zorian iba a la cabeza, con mil ojos mirando a cada esquina y rincón, vigilante y alerta. Le seguían Zaldana y Kine, totalmente absortos con lo que se descubría ante ellos.

    Pues la escena no era para menos, el pasillo que se abría hacia las entrañas de la montaña era de hermosa factura. Unos frescos lo decoraban. Por un lado, el derecho, retrataban historias de hazañas militares de un antaño poderoso imperio mientras que en el lado izquierdo lo representado eran campos de cultivos, animales, palacios, es decir, el territorio del reino.

    Zaldana acarició con su mano los frescos.

    -No imagino cuantos artesanos trabajaron en estos muros. Debían ser grandes maestros -Dijo ella, impresionada.

    Siguieron avanzando durante unos metros, internandose más y más en la montaña. Finalmente dieron con una bifurcación del camino: dos pequeños pasillos se abrían ante ellos, sin saber a cual llevaba cada uno.

    -¿Qué camino deberíamos seguir? -Le preguntó Zorian a Kine.

    -¿No es ese el trabajo del comandante de mi guardia? -Pregunto Kine con una sonrisa.

    Zorian le devolvió la sonrisa y se concentró. Acercandose a ambos caminos. Despues de unos minutos meditando se decidió.

    -El aire es menos pesado en el camino derecho. Sigamosló a ver donde lleva.

    Siguieron a Zorian hacia el interior. El camino que siguieron estaba en mucho peor estado que el principal: quedaban pocos restos de los bellos frescos que tambien lo cubrían y, aquellos que aun se mantenían estaban cubiertos de grietas. De repente, Zorian se paró en seco, provocando que Kine y Zaldana chocaran con el.

    -¿Porque te paras? -Preguntó Zaldana.

    La mandó callar con la mano.

    -He oido voces -Dijo Zorian.

    -Serían susurros traidos por el viento -Dijo Zaldana- Continuemos que cada vez queda menos horas de día.

    Zorian no estaba convencido de la explicación que le dió la Reina, pero por el momento se dejó llevar. La curiosidad del lugar podía más. Siguieron avanzando, aunque Zorian se adelantó unos pasos para estar seguro de que no había ningún peligro.

    Zorian se movió con rapidez y poco a poco le envolvió el silencio, no llegaban ni los ecos de las voces de sus reyes. Sin embargo, estaba intranquilo. Le parecia que algo no andaba bien, su instinto le decía que se preparase y, hasta ahora, nunca se había equivocado.

    Zorian puso toda su concentración en los sentidos, intentando escuchar algo o sentir las vibraciones del suelo provocadas por pisadas. En un principio no notó ni escuchó nada, lo que hizó que se tranquilizase. Pero su instinto le seguía diciendo  que hay había algo o alguien. Por impulso, Zorian lanzó la antorcha hacia delante... Y los vió.

    Al menos dos decenas de bandidos se acercaban agazapados, pisando suavemente para no hacer ruido. Al verse descubiertos se abalanzaron sobre Zorian, quien a duras penas pudo dar media vuelta y salir corriendo.

    -¡Bandidos! -Gritaba Zorian- ¡Huid!

    La voz de Zorian les llegó entrecortada por la distancia.

    -¿Qué dice? -Preguntó Zaldana, preocupada.

    -¡Corre! -Gritó Kine- ¡Fuera!

    Ambos echaron a correr.

    -¿¡Qué pasa!? -Preguntó asustada Zaldana.

    -No estoy seguro -Respondió su marido- Pero no es nada bueno si hace que Zorian grite para avisarnos.

    Corrieron sin parar hasta llegar a la Puerta de los Guardianes. Kine se paró.

    -¡Baja a la montaña y busca ayuda! -Dijo Kine.

    -¡No me iré sin tí y sin Zorian! -Le contestó Zaldana.

    -¡Qué te vayas! -Desenvainó su espada- ¡Aquí solo estorbas!

    Zaldana miró a su marido y salió corriendo por las escaleras, deshaciendo todo el camino.

    Kine espero frente a la puerta, unos minutos despues la figura de Zorian apareció al fondo del tunel. Corrió hacia la salida y, cuando llegó a la altura de Kine se dió media vuelta y se colocó hombro a hombro con su rey.

    -¡Os dije que os fuerais! -Dijo Zorian jadeando.

    -¿Y dejarte solo? -Dijo Kine- Ni lo sueñes.

    Por fin los bandidos salieron del tunel y la batalla empezó. Kine blandia su espada con elegancia dando rápidos tajos que, si bien no mataban, si incapacitaban. Por su parte, Zorian era más directo y salvaje: sus estocadas alcanzaban siempre puntos vitales y poco a poco los bandidos caían frente a ellos.

    Cuando la mitad habían caido intentaron volver al interior de la montaña, pero Zorian se puso ante ellos, impidiendoselo. La batalla se reanudo, más violenta y sangrienta que antes. En apenas unos minutos el resto de los bandidos yacían muertos a su alrededor.

    En el momento en el que el último bandido caía al suelo, muerto. Llego Zaldana acompañada por varios soldados. Zaldana abrazó a Kine.

    -¿Estais bien, mi Rey? -Preguntó un joven capitán.

    Kine asintió.

    -Esta a punto de anochecer -Dijo Zorian- Podemos volver mañana, esta vez acompañados de unos cuantos soldados.

    -Me parece bien -Dijo Zaldana, que había aprendido a respetar la opinión de Zorian.

    Cuando los tres estuvieron de acuerdo volvierona Tulga, a donde llegaron cuando ya había anochecido. Tras una pequeño festín cada uno se fue a la cama. Al alba Kine, Zaldana y Zorian acompañados por 25 hombres pusieron rumbo a la Puerta de los Guardianes, donde llegaron casi dos horas despues.

    Los soldados se sorprendieron al ver la puerta por primera vez. Admirados por la magnificencia que desprendía. Esta vez la luz de varias antorchas les abrió el camino. Avanzaron siguiendo el camino que habían recorrido ayer y, cuando llegaron a la segunda bifurcación, tomaron la decisión de seguir siempre a la derecha.

    Tras un buen rato caminando sin parar el tunel desembocó en una sala mediana. Había varias mantas y colchones de paja.

    -Aquí debía ser donde se escondían los bandidos -Dijo Zorian. Despues miró a toda la estancia- Hay varias puertas. ¿Cual seguimos?

    Zaldana se acercó a las puertas. Si se acercaba lo suficiente se podían ver una inscripción que encima de las puertas.

    -Es calradiano antiguo -Dijo Zaldana. Paso los dedos por los carácteres- Muy antiguo, anterior al primer imperio diría yo.

    Zorian y Kine la miraron sorprendidos.

    -¿Puedes traducirlo? -Preguntó Kine.

    -Puedo hacer una traducción provisional, pero necesitaría mis libros.

    Zaldana se concentró, tardó unos minutos encontrar una traducción que la satisfaciese:

    -He aquí el Bastión de la Montaña. Morada de los Guardianes del pais de Terith y señores de las montañas.

    -¿Terith? -Preguntó Zorian- Nunca he oido hablar de un pais con ese nombre.

    Zaldana se empezó a reir.

    -Es el nombre con el que se conocía a Calradia antes del Primer Imperio. O eso deduzco por las inscripciones -Dijo la pelirroja.

    -Creía que el nombre de esta tierra siempre había sido Calradia -Dijo Kine, sorprendido.

    -No. Cuando el primer Emperador unificó estas tierras le puso el nombre de Calth-Radia, que significaria algo asi como las Tierras del Emperador y ese nombre evolucionó a Calradia, que es como se conoce ahora al pais -Dijo Zaldana- Había visto antes la palabra Terith, pero no sabía a que se refería hasta ahora.

    -¿Y que fue de estos "Señores de las Montañas"? -Preguntó Zorian.

    -Tengo la sensación de que si exploramos más este Bastión, lo sabremos -Dijo Zaldana.


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    Mensaje por haziel12 Mar Jun 02, 2015 2:15 am

    Ohh, Dermis tu y tus malditos cortes en la mejor parte :v
    Yo quiero aparecer aquí Very Happy sino los bandidos se enojaran y te mataran lol! :vikingo:
    Pero en serio quiero aparecer como un soldado del lado del bien Crying or Very sad


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    Mensaje por dermat Sáb Jun 06, 2015 12:47 am

    Capítulo 11.

    Zorían estaba inmerso en sus recuerdos cuando la luz del sol entró en la Puerta. Iluminándole y dandole cobijo en su calor.

    Se acercó a los chicos, que dormían placidamente.

    -Como duermen, ajenos a todo y a todos. ¡Arriba holgazanes!¡El sol ya ha salido!

    Drain y Lena se despertaron subitamente, en respuesta a los gritos de Zorian. Tardaron unos segundos en situarse.

    -Preparaos para partir y cuando esteis listos id por el camino que hemos tomado para llegar hasta aquí. Yo me adelantaré, para ver que nos depará el camino.

    Cumpliendo con lo dicho, Zorian se precipitó al exterior protegiendose del sol con la mano frente a los ojos.

    -¿Cómo puede tener tanta energía? -se quejó Lena- Lleva dos días sin dormir.

    -No podemos quejarnos -Dijo Drain- Solo agradecerle por las horas de sueño.

    En unos minutos recogieron las mantas y desayunaron las pocas provisiones que Lena había cogido del campamento. Despues salieron de la Puerta. El aire les acarició la cara y respiraron fuertemente. Rehicieron todo el camino y al final de la montaña les esperaba Zorian.

    -No hay ni rastro de los Haredrim -Dijo Zorian- Supongo que siguieron hacia Asugan tras descansar un par de horas. Sigamos, no hay tiempo que perder.

    Avanzaron durante todo el día, sin detenerse salvo para que abrevar a los caballos. Al atardecer divisaron el campamento que se levantaba entre Halmar y Kedelke, a los pies de las montañas. Pero algo iba mal: grandes columnas de humo se levantaban sobre el campamento. Se acercaron al galope y poco a poco distinguieron los estandartes Haredrim alrededor del campamento.

    -¡Los asedian! -Dijo Drain- Debemos ayudarles. ¡Rápido!

    -¿Cómo piensas hacerlo, chico? -Preguntó Zorian- Por si no te has percatado los Haredrim rodean el campamento es imposible llegar hasta ellos.

    -¿Pretendes que nos quedemos de brazos cruzados mientras mueren? -Preguntó Lena.

    -Por supuesto que no -La contestó y sacó un mapa- Carter ya había supuesto que esto pasaría. Gran parte de las personas del campamento se habrán retirado ya a unos puestos preparados con anterioridad en las montañas.

    -¿Son seguros? -Preguntó Drain.

    -Por ahora sí. Al menos mientras el campamento resista el ataque Haredrim que supongo que no será por mucho tiempo.

    -¿Qué hacemos? -Inquirió Lena.

    -Ir al primer puesto. Allí nos enteraremos mejor de lo que está pasando.

    Siguieron a Zorian quien se internó, otra vez, en las montañas. Tardaron poco más de media hora en llegar al primer puesto. Uno de los soldados de Carter les divisó y se acerco a ellos a la carrera.

    -¡Zo... Zorian! -Dijo el joven soldado, jadeando- Los Haredrim se presentaron al anochecer. Aparecieron de la nada y asaltaron el campamento. Mataron a mucha gente, no solo soldados tambien mujeres, niños y ancianos. Carter  y unos pocos de sus hombres pudieron rechazarlos tras una dura lucha mientras el resto nos retirabamos.

    -¿Donde esta Carter? -Preguntó Zorian.

    -Sigue resistiendo en el campamento. Cubriendo el camino que lleva hasta aquí.

    -Drain, Lena -Dijo Zorian- Seguid al resto de refugiados y esperadme con ellos. Iré en cuanto pueda.

    -¿A donde vas? -Preguntó Drain.

    -A por Carter y sus hombres. No puedo dejarles morir.

    Sin darles tiempo a responder Zorian bajó por el camino, en dirección al campamento.

    -Lena, sigue al resto yo seguiré a Zorian.

    -¿¡Qué!? -Dijo Lena, anonadada- ¡Dijo que nos fuesemos con el resto!¡Y es peligroso!

    -¡Hazme caso! Se lo que me hago, en serio. ¡Ahora vete!

    Lena miró a su hermano y asintió. Dandese la vuelta mientras Drain seguía los pasos de Zorian.

    En el campamento unos diez hombres junto con Carter defendían una pequeña e improvisada barricada que bloqueaba el camino.

    -¡Aguantad! -Les animaba Carter- ¡Por la libertad!

    En ese instante los Haredrim se lanzaron de nuevo sobre los defensores, escalaron la barricada y la lucha volvió a empezar. Las espadas subían y bajaban. Carter luchaba en el centro de la vorágine sangrienta, como un gigante imbatible. Pero los enemigos se amontonaban y los defensores cedían terreno.

    Un defensor primero y otro despues cayeron dejando los flancos de Carter al descubierto, un enemigo se acercó a él por la derecha e intercambiaron golpes. Carter vió como un segundo soldado se acercó por su izquierda: con un rápido movimiento echó hacia atrás al primer soldado para enfrentarse al segundo, movía su espada rápidamente a ambos lados  enfrentandose a ambos soldados.

    Uno de ellos consiguió hacer que Carter perdiera el equilibrió a cambió de que la espada del hombre se clavara en su estomago. Haciendo que cayera encima de Carter quien apartó el cuerpo del soldado de encima de suya, intentó levantarsé para enfrentarse al otro soldado pero no lo podría hacer a tiempo pues el otro soldado ya bajaba su espada sobre su cabeza, vió su vida pasar en frente de sus ojos y deseó haberse llevado a más Haredrim por delante.

    La espada estaba a poco espació de la cabeza de Carter cuando otra se interpuso en su camino: Zorian acababa de llegar y aprovechando el impulso y la sorpresa mató a su contrincante. Sin parar un segundo se abalanzó sobre otros dos a los que mató sin pestañear.

    Unos soldados le atacaron, despachó a uno y Carter, en pie otra vez, mató a otro. La batalla se tornó en un punto muerto, Zorian y Carter se habían enfrascado en una batalla contra dos habilidosos enemigos ambos bandos estaban pendientes de la resolución de esos dos duelos.

    Zorian parecía a punto de ganar cuando se resbaló y cayó al suelo. Su contricante iba a darle el golpe fatal cuando una persona más entró en escena placando al Haredrim y tirándolo al suelo, ambos rodaron unos metros. El nuevo fue el primero en levantarse y clavó su espada en el pecho del soldado. Cuando se levantó Zorian reconoció a Drain.

    -¡Creí haberte dicho que te fueses con su hermana! -Gritó, sonriendo Zorian.

    -¡Te acabo de salvar la vida! -Le respondió algo indignado Drain- ¡Y ni un gracias me das!

    -Si salimos de esta hasta me arrodillaré ante tí -Contestó Zorian.

    La batalla prosiguió: Zorian y Carter sembraron el pánico entre los enemigos pues cada uno mató a cuatro soldados más y Drain acabó con otro tras una igualada lucha. Finalmente los Haredrim huyeron en desbandada.

    -Nunca he estado tan contento de que alguien me desobedezca -Dijo Zorian.

    -Recuerdo algo de arrodillarse -Dijo Drain con un poco de sorna.

    -Primero prendamosle fuego a la barricada, eso los mantendrá ocupados por un rato. Y nos dará tiempo a huir -Miro a Drain- Después juro que me arrodillaré ante tí.

    La barricada ardió en pocos minutos y corrieron montaña arriba. Pasaron por un puesto tras otro, todos desiertos. A mitad de la montaña les esperaban los supervivientes quienes los aclamaron como heroes.

    -¡Zorian! -Dijo Carter- Ha luchado con valor, debe saber cual es su destino.

    Por primera vez desde que Drain y Lena conocieron a Zorian este pareció dudar.

    -¿De qué hablais? -Preguntó Drain.

    Zorian le ignoró.

    -¿Estas seguro? -Le preguntó Zorian a Carter.

    -Completamente. Mis hombres y yo le seguiremos, siempre y cuando tú le jures lealtad.

    -Hablas por tí -Dijo Zorian- ¿Pero cómo sabes que tus hombres le aceptaran?

    -¡Hombres!¡Mujeres!¡Todos quienes habéis estado bajo mi protección! -Dijo Carter- Confiasteis en mí cuando lo perdisteis todo, durante años hemos luchado y sobrevido juntos. Me habeis seguido sin rechistar, ahora os pido que confiéis en mi una última vez.

    Todos le miraron expectantes. Carter siguió.

    -Personalmente, he encontrado a alguien que pienso que vale la pena seguir hasta la muerte. Pues veo en él los valores de áquel que nos unificó hace ya tantos años: valor, lealtad y confianza. Por ello os preguntó, hijos e hijas de Calradia: ¿Jurariáis lealtad a un nuevo Rey? Uno que no os decepcione, uno que nos de la libertad. Pues tengo la absoluta convicción de que este hombre nos dará la libertad y derrotará a los Haredrim. Repito gentes de Calradia: ¡¿Luchareis por él?!

    Todos los presentes alzaron sus puños y gritaron afirmativamente.

    -¿Tienes tú respuesta, Zorian? -Dijo Carter.

    -Siempre has sabido ganarte a la gente -Le respondió Zorian.

    -¿Qué es lo que pasa? -Preguntó Zorian. Quien, junto con su hermana, no entendía nada.

    Zorian y Carter se volvieron a mirar. Zorian se encongió de hombros y sonrió.

    -Hay algo que debes saber -Dijo Zorian, quien tragó aire, visiblemente nervioso- El día que Kine y Zaldana murieron y Praven cayó tres de los compañeros del Rey: Xander, Carter y yo huimos de la ciudad para cumplir la última órden de nuestro Rey. A Xander le entregó el Cetro del Rey y a Carter el Libro de Calradia -Zorian titubeo, estaba indeciso.

    -¿A tí que te ordenó? -Dijo Lena-¿Porqué te cuesta tanto decirlo?¿Acaso fallaste?

    Zorian sonrió.

    -Eres inteligente, niña. Kine me entregó lo más preciado para él: su único y recien nacido hijo. Me pidió que lo escondiera y lo protegiera para que cuando estuviera listo reclamará el trono que le pertenecía por nacimiento.

    -¿¡Kine tuvo un hijo!? -Preguntó completamente sorprendido Drain. A su pregunta se sumaron la de muchos de los oyentes, que querían saber exactamente lo mismo- ¿Donde lo dejaste?¿Sigue vivo?

    -Sabía que yo no podría hacerme cargo de él. Los Haredrim pusieron preció a mi cabeza al día siguiente solo por el hecho de ser la mano derecha del difunto Kine. Así que se lo dí a mi hermano quien lo cuidó como a su propio hijo. Durante 17 años me convertí en un fantasma hasta para mi propia gente aguardando las distancias pero sin alejarme nunca demasiado de él. Hasta que hace unos días nos volvimos a encontrar cuando acabó en mi escondite junto con la que él cree su hermana perseguido por soldados Haredrim.

    -¿¡Qué!? -Gritó Drain, quien empezaba a entender lo que decía Zorian.

    -Antes juré que me arrodillaría ante tí -Dijo Zorian. Su voz grave y su porte noble hicieron que todos olvidaran a los Haredrim y se centrarán en el acontecimiento que pasaba delante de ellos- Pero solo me arrodillaré ante el verdadero Rey de Calradia. Por ello te preguntó Drain, hijo de Kine, heredero al trono de Calradia: ¿Aceptas tú destino y te convertirás en nuestro Rey?

    Todos miraron expectantes al chico y los más veteranos, que reconocieron en él los rasgos de Kine cuando era joven y también reconocieron los ojos de Zaldana, empezaron a sentir esperanzas genuinas. Drain miró a Zorian, despues a Carter y finalmente a la enfebrecida multitud que jaleaba su nombre. Miró a Lena, a quien creía su hermana, que le miraba boquiaberta. Drain se dejó llevar y sin pensar lo que decía solo dijo:

    -Sí.

    Zorian y Carter sonrieron y la multitud aumentó el vocerio. Carter miró a Zorian quien asintió e hinco una rodilla en el suelo y bajó la cabeza mirando al suelo, al momento le imitaron Carter y Lena seguidos por el resto de las personas que estaban allí reunidas.

    -¡Salve Drain, Rey de Calradia!!Salve¡¡Salve! -Dijo Zorian.

    -¡Salve!¡Salve! -Gritó la multitud.

    Drain no podía asimiliar todavía la situación. Zorian y Carter le juraron lealtad y Lena le abrazó prometiéndole estar siempre junto a él.

    -¿Qué hacemos ahora? No se que es lo que tengo que hacer -Preguntó Drain a Zorian y Carter cuando los animos se hubieron calmado y prosiguieron la huida.

    -Deberíamos buscar a Xander. No serás un Rey oficial hasta que tengas el Cetro -Dijo Zorian.

    -Pero no sabemos donde esta -Dijo Carter.

    En ese momento un hombre se acercó a ellos.

    -Perdonad mi Rey -Dijo el hombre inclinandose ligeramente ante Drain- Señores. Pero tengo algo que decir...

    Zorian cortó al hombre.

    -Estamos discutiendo asuntos importantes cuando acabemos te haremos llamar para...

    El hombre cortó a Zorian con una frase que tenía ciertas similitudes con el idioma calrádico pero parecía aspero y duro. Como si estuviese por pulir. Zorian y Carter abrieron mucho los ojos. Y prestaron toda la atención a áquel enigmatico hombre.

    -Me alegra haber captado su atención, señores. Tenía órdenes de darme a conocer si Zorian juraba lealtad al hijo de Kine.

    -¿Quién te lo ha ordenado? -Pregunto Zorian, pese a que ya sabía la respuesta.

    -Xander, mi señor. Tambien me ha dicho que os diga donde se encuentran él y el Cetro.


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