La Unificación Calradica

Giova Alvion, hija de un ladrón sin nombre, en su niñez una ayudante de mercader y en su madures fue un vendedor ambulante como su maestro; se volvió cazarrecompensas por ansias de dinero y poder saliendo a explorar.

Pero su aventura fue cambiando cuando llego a las tierras de Shariz y vio la pobreza en que los tenia el sultanato, poco a poco fue conociendo las verdades de cada reino, se unió a facciones que le parecieron seguir el buen camino; pero los rhodoks terminaban siendo tan autoritarios como los hombres de Swadia y los Khegirtas fanáticos del dinero.

Un día entonces se levantó en armas junto a mercenarios y gente cansada de esta opresión unida en su búsqueda de libertad y unificación, la batalla fue sangrienta, Lezalit furioso por las perdidas era tranquilizado por Artimmener; pero finalmente se consiguió lograr tomar Suno y proclamar la bandera de la Unión Calradica

Entre los hombres y mujeres de Giova se esparcían rumores de que aun no tenia derecho a gobernar ni siquiera una ciudad, su sangre plebeya le quitaba ese derecho de manera inmediata; pero Lezalit y Artimmener, sus ahora dos fieles vasallos, creían fielmente en que ella unificaría Calradia y terminaría con la injusticia que sufrían las clases bajas.

El palacio de Suno aun contenía manchas de sangre de los guardias Swadianos, ella había ordenado no limpiar pues ese escenario sangriento la hacia reflexionar en el porvenir de su campaña contra las facciones. Lezalit se acerco lentamente a ella admirando su salón.

- Reina Geovia de la Unión Calradica, ¿En que piensa mirando estas paredes? -dice algo extrañado, la guerra realmente lo había cambiado.

- En nada Lezalit... en nada... -decía ella con voz apagada- Solo en que nos convertiremos.

- Usted nos reunió para unir a Calradia, y no habrá nada que detenga nuestro avance. -exclamaba con alegría- ¡Suno es nuestra! La capital del antiguo imperio Calradico se ha vuelto a levantar.

En el medio de la conversación un sargento Rhodok entró corriendo y exclamando <>.

Lezalit fue corriendo a por su equipamiento mientras Geovia acompañaba al sargento a por los caballos. Pasaron 15 minutos y ya estaban los dos vasallos junto a su reina avanzando hacia Ruluns para evitar su destrucción, al poco tiempo podían divisar a los aldeanos oponiendo resistencia como podían frente a las tropas profesionales de ambas poderosas facciones.

La caballería avanzó con lanzas rompiendo las formaciones enemigas, los rebeldes nórdicos lanzaban hachas mientras se acercaban al combate cuerpo a cuerpo. La sangre corría por los caminos de los pueblerinos, las mujeres ocultaban a sus hijos para que no vieran esa masacre.

Los Swadianos fueron masacrados y ejecutados junto a los Rhodoks, excepto por uno que estaba atrincherado en una casa con su espada y su escudo. Geovia se acercó con el filo de su espada y su brazo cubierto de sangre.

- Sal y te convertirás en prisionero de guerra -dijo mientras entraba.

- ¡Malditos rebeldes! ¡No me obtendrán con vida! -gritó saltando contra Geovia

Las espadas chocaron en un duelo de rabia y fuerza contra agilidad y frialdad, rápidamente desarmó al soldado arrodillandolo ante ella, atrás del hombre se encontraba una bandera.

- ¿A que señor le sirves? -preguntó Geovia

- Directamente al Rey Harlaus -respondió entre llantos

- Ese no es su estandarte, de hecho ese estandarte nunca lo he visto en Calradia.

- Los teníamos en Praven... -decía sin parar de llorar- su función iba a ser elevarlas cuando Swadia dominara Calradia como... como legítimos herederos del imperio Calradico... -tomaba aire entre frases- ahora como tú libras una batalla como la nueva líder de Calradia se ordeno prenderlas en los pueblos para demostrar tu debilidad... pensábamos quemar una en tu territorio como como amenaza.

Geovia lo miró con rabia y lo tomo del cuello tirándolo para afuera <<¡Arréstenlo!>> gritó mientras sacaba la bandera del antiguo imperio Calradico

<<¡Hermanos y Hermanas de estas tierras! No seguiremos sufriendo por el poderío de seis reinos egoístas y tacaños ¡Levántense y sigan a la Unificación Calradica!>>
Gritó a los pueblerinos que salían de sus casas para observar los restos de la masacre, los soldados celebraron al oír la voz de su líder y ver ondear la bandera que identificará su causa. La Unificación Calradica había comenzado.

Ya había pasado un día desde el encuentro con la bandera del antiguo imperio Calradico, Giova durmió entre pesadillas que involucraban fuego y la bandera quemada. Al amanecer salió a caminar y vio como la gente ahora la admiraba, las reverencias y los halagos sonaban en cada calle donde ella iba hasta encontrar a Artimmener.

- Arti -dijo con tranquilidad la chica- Tu eres el estudioso del equipo ¿Algo que puedes decir de lo ocurrido ayer?

- Tuvimos mas bajas de lo normal al pelear contra un ejercito combinado, esto me hace pensar que si los reinos se unen en nuestra contra caeremos rápidamente.

- Tenemos mercenarios y muchos rebeldes que están llegando a ser tropas de élite mejores que las de esos reinos. -Dijo orgullosa de su ejercito.

- ¡Ellos tienen mas números, ingresos y mejor calidad de armas! -gritó Artimmener reprochandola- O consigues aliados o en unos meses estamos muertos.

Giova mantuvo la mirada unos segundos para después irse sin decir palabra mientras sacaba la espada de su vaina. La ciudad no supo de ella por horas, Lezalit y Artimmener la buscaban por todos lados sin encontrar rastro, los guardias estaban preocupados y el pueblo asustado. El día se perdió en su búsqueda.

En la noche, en la habitación de los vasallos, se escucharon lentos y fuertes pasos. "Lezalit, Artimmener, vengan conmigo ahora" ordenó la voz de Giova entre las sombras mientras veían su silueta salir rápidamente. Lezalit se levantó rápidamente seguido por Artimmener para juntos salir de la habitación a las afueras de la ciudad y encontrarse con Giova, ahí parada como si nada hubiera pasado.

- ¡Señora Alvion! ¿Qué hace aquí y donde estuvo todo el día?- exclamo Lezalit preocupado.

- Pensé en lo que me dijo Artimmener y me fui de la ciudad a explorar los alrededores mientras reflexionaba, necesitamos aliados e iremos a buscarlos.

- ¿Donde conseguirá Aliados? -preguntó curioso Artimmener.

- En el norte, en las tierras Nórdicas y Vaegirs.

Entonces ambos vasallos sonrieron preparando su equipo y montando sus caballos, pocos minutos después estaban partiendo dejando atrás Suno y las únicas tierras que pertenecían a la Unión Calradica.

- ¿Que le hace creer que alguno de los dos se nos una? -preguntó Artimmener dudando de su decisión.

- Que los dos son considerados salvajes por los otros reinos, es el momento para que se rebelen.

Artimmener asintió la con la cabeza mientras analizaba que tan bien les podría ir. Llegaron mientras atardecía en el día, su primer destino era Sargoth capital de las tierras nórdicas y el Rey Ragnar mandaba con puño de hierro desde que supo que varios nórdicos se unieron a la causa de Giova, en cada calle habían soldados nórdicos vigilando con sus escudos y hachas sedientas de sangre.

Giova cabalgaba mientras era escupida e insultada por los soldados nórdicos y el pueblo se escondía para que no creyeran que la apoyaban, entraron al palacio entre empujones de los guardias y alguna amenaza susurrada; Ragnar los esperaba en una gran mesa para un festín.

- Ahora llegó la gran heroína de Calradia -decía entre risas- ¿Enserio crees que podrás unirnos a mi y a los Sarranids?

- Todo a su paso Rey Ragnar, primero unifiquemos el norte ¡Un gran ejercito de infantería nórdica y caballería Vaegir! -decía emocionada intentando persuadirlo- ¿No se imagina a sus hombres sobre caballos, a Vaegirs con buena armadura lanzando sus mortíferas flechas? Un gran poder en nuestras manos.

- Quizás tengas razón, a Hakrim le hubiera gustado que los nordicos pudieran hacer frente a Swadia. -lo piensa sobándose la barbilla- pero me rehúso a trabajar con Vaegirs.

- Tan solo piénselo ¿Quiere que sigan habiendo guerra y muerte donde sus soldados no avancen por las cargas de caballería? ¿No prefiere que esas cargas de caballería sean sus aliados?

El silencio lleno el lugar mientras el Rey Ragnar sobaba su barbilla sin parar de pensar. "Aceptamos unirnos a la Unión Calradica con los Vaegirs" dijo en un leve suspiro.

- Muchas gracias -respondió Giova mientras se iba.