El despertar

                                 Prologo

“Despierta, Whirthwynd, despierta.”

Eran las palabras que retumbaban de manera agresiva en los oídos de aquella  presencia peliroja, que yacía en una cama de piedra, con flores purpuras sostenidas levemente por ambas manos descansadas debajo de sus senos, dejando que los pétalos acariciaran estos, una prenda blanca de la tela más fina, que tenia pequeñas extensiones que se deslizaban por su lecho hasta el suelo, y piel suave como la miel, que dormía apaciblemente en su estancia, a pesar de que aquella voz irrumpía en su profundo sueño, extirpando cada pensamiento, que evitara seguir la orden de aquella áspera voz.

“!!!Despierta, Whirthwynd, despierta¡¡¡”
La voz se hacía más agresiva, y entonces, fue cuando finalmente, ella abrió sus ojos de  iris azulados,  alerta de cada centímetro de los alrededores que sus ojos le permitían visualizar, se habría levantado para sentarse en su lecho, estando terriblemente confundida y aturdida, es lo que trae el sueño, después de todo.

Era un bosque vivo, con hierba viva, y los arboles llenos de frutos, en el ambiente se percibía la presencia de espíritus puros que se movían en partículas blancas como luciérnagas de manera lenta y suave, esto le hizo sonreír, pues al levantarse, sintió la hierba tocar las plantas de sus pies, pero, aun se preguntaba, que quería aquella voz que le había llamado, de hecho, Whirthwynd lo único que conocía o recordaba de sí misma era como le había llamado aquella voz, Whirthwynd.
Sin embargo, sintió que el bosque, ya no le causaba felicidad, ni seguridad, ahora el sentimiento del que le proporcionaba, era escalofríos y sospechas de desafío, estos sentimientos se confirmaron, cuando túnicas con capuchas negras, hacían resonar un sonido metálico seco, mientras se acercaban, en efecto, estos individuos tenían túnicas, y capuchas, pero las capuchas lo único que revelaba, era una sombría sombra, que hacía parecer que estos sintieran humor por el miedo, la doncella, frunció el ceño, y apretó fuertemente sus puños, tras ver a estos oscuros individuos desenvainar espadas antiguas, pero con un filo tenebroso, su mango era negro como la noche, y su acero, era de un gris tenebroso.

Entonces fue cuando estos, dejaron escapar un grito ensordecedor de sus túnicas, que aterrorizaría a cualquier hombre o mujer existente, que poco efecto tuvo en Whirtwynd, que levanto su mano diestra en dirección a su enemigos, de alguna manera, sabía lo que hacía, apretó esta, como si de su piel fuera a salir una espada, o una llama que les incinerara, tal ve era lo que esperaba, pero no funciono.

Whirthwynd sintió miedo a estos individuos, por primera vez lo sentía en mucho tiempo, en sus sueños no sentiría este, pues sus sueños eran sus propias interpretaciones curativas para si misma, los individuos se acercaron cada vez más, haciendo resonar el metal de sus botas de metal, con sus espadas en su diestra sedientas de sangre, Whirthwynd, se encontraría rodeada, intentando ver una salida a su segura muerte, en ese instante, a pesar de que quizá esta historia no sea muy feliz,  este fue un momento de esperanza para aquella doncella, cuando vio un disco de sierra como una bola de fuego, atravesar a tres de aquellos individuos, cayeron al suelo mientras gemían horriblemente debido a las llamas, haciéndoles sacar otro grito de sus túnicas, para atacar, apareció una misteriosa figura con espada larga blanca como nube en su diestra, dando giros con su espada templada, para compartir espadazos contra estos, al mismo tiempo un individuo grande de aspecto torpe, apareció de manera ágil, en su brazo diestro tendría una especie de taladro, que reemplazaría a su mano, que aparecería para combatir contra los individuos oscuros.

El disco rebotaba por el campo, dando golpes certeros contra sus enemigos, mientras que su lanzador compartiría espadazos mortales con 4 de las túnicas metálicas, el hombre gigante, avanzaría entre su mesnada de manera veloz, mientras arrasaba con su taladro.

Las ultimas sangres fueron derramadas, y finalmente, tras la cruenta batalla, los oscuros se verían obligados a retirarse, los dos individuos, el lanzador de discos tenia un bacinete, y una máscara metálica, una bufanda amarilla, una chaqueta de cuero naranja, que en las puntas de sus mangas, tendrían dibujos rojizos y purpuras, y el otro hombre gigante, tendría aspecto, armadura y ropas de buzo, junto con una capa, ambos hombres verían a la muchacha, manchados de sangre oscura.
“Cuál es tu nombre, muchacha” –diría una voz masculina y fuerte, a WhirthWynd, el despertar, apenas había empezado-

La escritura y la descripción de los sucesos comienza de una manera muy comprensible y bien escrita, pero a medida que avanza el relato se enreda más y más. No se si lo escribiste con afán o si las ideas se cruzaron en tu mente, pero si se va perdiendo la chispa a medida que leo. Cómo si la mano que escribiera fuera otra diferente a la del principio.